La Gran Sultana

Ocho día y siete noches, aprendizaje (sobre uno mismo y sobre los que le rodean), cultura, naturaleza, nostalgia, llantos, risas, sudor, cerveza, ron, café…
Granada nos acoge durante una semana en este proyecto de EVS. El motivo es realizar el curso de capacitación-formación para poder llevar a cabo los diferentes proyectos, para conocernos mejor, compartir y sobre todo para aprender. Aprender a aprender, hacer tuyos conocimientos ajenos, incorporarlos a tu “yo”, interiorizarlos para acrecentar tu ser y poder decir, una vez acabado este viaje por la vida, que “tú sí aprendiste”: aprender del poeta (que justo hoy colonizó el cielo de nuestro compartido Petrer) que la dedicación por algo, el entregar todas tus fuerzas es inmensamente gratificante, cuando has vertido miles de lágrimas sobre una hoja llena de letras, que para ti son simple desahogo y que para otros es arte (et vull germà); aprender de grandes mc’s que “un grup de rap es amistat, no cap empresa”, que los tienes al lado cuando peor estás, que nunca te han fallado ni te van a fallar, que más vale dar la vida por ellos que por un empresario (os recuerdo en cada instrumental, en cada grafiti, en cada power-move) ; aprender de princesas, que son las más fuertes y valientes luchadoras que uno ha conocido, que la vida no se acaba mañana, y que por mucho que uno ame, no se pueden desperdiciar oportunidades únicas (sigue luchando compañera); aprender de amores, reinas… que el ser humano ha de ser independiente, y fuerte, si quiere sobrevivir en esta jungla (seguiré esperándote); aprender de grandes maestras profesionales, que el trabajo con niños es necesario, no una elección, que solo ellos son el futuro, pero lo son si se les educa a conocer, a criticar, a informarse, a preferir un libro de Machado a la basura televisiva, a entregarse en vida a cada uno de los proyectos en los que te sumerges (te quiero)… aprender a aprender que la vida es continuo cambio, materialismo dialéctico.
Todo esto reflexioné en Granada (La Gran Sultana), primera ciudad colonial de América, que todavía conserva su estructura y su colorido, ciudad que acoge la gran semana de la poesía nicaragüense, que crece a orillas del gran Lago Cocibolca (uno de los más grandes del mundo) con su volcán Mombacho repleto de vida salvaje, azufre, biodiversidad…, sus isletas mostrando la desigualdad de nuestro actual sistema (lujosas mansiones cubriendo una isla en la que se observa un pequeño cuadrado de latas que sirve de alojamiento para los trabajadores de la finca).
Así concluye mi primer mes por tierras tropicales, esperando la tormenta que inunde el silencio que ahogue mi dolor.